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viernes 16
Sala 1
11:00 - 13:00
Eje Otredades
Fronteras e Intersubjetividad Actividad organizada por los editores del Diccionario Enciclopédico Interregional editado por la IPA
Cordina:
Inés Bayona - SOCOLPSI (Colombia) (Colombia)

Relatan:
Felipe F. de Nichile - SBPSP (Brasil) (Brasil)

Gladys Lepek - APA (Argentina) (Argentina)

Participan:
Stefano Bolognini - SPI (Italia)

Abel Fainstein - APA (Argentina) (Argentina)

Carlos Nemirovsky - APdeBA (Argentina) (Argentina)

14:00 - 15:30
Curso
17:00 - 19:00
IPA
Consejo Profesional - Actividad Programa de Supervisiones a Distancia - Supervisión/Intervisión como forma de intercambio clínico-humano
Cordina:
Alicia Briseńo - SPM (México)

Expone:
Luis Gerardo Montes - SPM (México)

Invitados:
-

Actividad únicamente para candidatos y miembros FEPAL/IPA
19:00 - 21:00
Eje Otredades
Arte y Clínica: fronteras móviles
Cordina:
Raya Zonana - SBPSP (Brasil) (Brasil)

Relatan:
Guilherme de Andrade Salgado - SBPRJ (Brasil) (Brasil)

Juan Carlos Almonte - APCH (Chile) (Chile)

Participan:
Silvana Rea - SBPSP (Brasil) (Brasil)

Gabriela Goldstein - APA (Argentina) (Argentina)

Jorge Kantor - SPP (Perú) (Perú) [ver]
ARTE Y CLÍNICA: FRONTERAS MÓVIBLES “Si no lo dibujo, no lo entiendo” Jorge Kantor SPP “No podemos dar razón de las peculiaridades de lo psíquico mediante contornos lineales como el dibujo o la pintura primitiva; más bien, mediante campos coloreados que se pierden unos en otros, según hacen los pintores modernos.” (Freud, 1933) Gráficos freudianos En 1925, Freud le escribía, en un tono enérgico, a Karl Abraham que él no creía que era “posible representar nuestras abstracciones gráficamente, en ninguna forma respetable”. Freud mismo había abandonado la tentativa de representar gráficamente sus propias abstracciones años atrás. Fue durante la comunicación con Wilhem Fliess cuando produjo varios gráficos, tratando de ilustrar las relaciones teóricas que había inferido entre proceso mentales y físicos. Su primer intento está en el manuscrito G, se trata del “Esquema Sexual”, enviado en 17 de diciembre de 1894 a Fliess: En la carta del 25 de mayo de 1897, en el manuscrito M, propone una triple estratificación para el material psíquico, desea graficar un “sistema de líneas ramificadas (…) puntos nodales en los que coinciden dos o más hilos, que desde ahí vuelven a devanarse unidos: y en el núcleo desembocan por regla general varios hilos de trayectorias separadas o que muestran a trechos conexiones laterales”. Se ve que claramente estaba haciendo un gran esfuerzo en poner en una gráfica lo que estaba pensando. Sin embargo, el resultado deja bastante que desear: Freud propone una triple estratificación para el material psíquico, un primer ordenamiento morfológico, un segundo estratificado de manera concéntrica en torno al núcleo patógeno y un tercer ordenamiento dinámico, propiamente psíquico. Este esfuerzo gráfico temprano culmina en el capítulo VII de la “Interpretación de los sueños” (1900), al intentar por última vez hacer una gráfica que haga inteligible la complicación del funcionamiento psíquico, “dividiendo este funcionamiento y atribuyendo cada función particular a una parte constitutiva del aparato” (Ídem). Estos dibujos son la primera representación esquemática de Freud del aparato mental como una entidad puramente psicológica. En el tercero aparece por primera vez el sistema inconsciente. Freud dice que al “sistema que está ‘detrás’ lo llamamos ‘inconsciente’.” Y agrega una sentencia cuya profundidad conceptual apenas pudo rozar a lo largo de los siguientes 40 años: “En rigor, no necesitamos suponer un ordenamiento realmente espacial de los sistemas psíquicos. Nos basta con que se haya establecido una secuencia temporal” (ídem). Sin embargo, el uso de la noción de espacio estará presente a lo largo de todo el marco referencial psicoanalítico y la dimensión temporal o, mejor dicho, la fusión entre tiempo y espacio, tal como es entendida en el marco referencial actual, siguió siendo un problema sin resolver para Freud. ¿Cómo graficar el tiempo? Freud no volvió a tomar el lápiz hasta que terminó de formular, en “El yo y el ello”, su noción de aparato psíquico. El dibujo que acompaña esta formulación final terminó siendo el borrador de su segundo y último intento, realizado 10 años más tarde, en 1933 en la 31° Conferencia de introducción a psicoanálisis “La descomposición de la personalidad psíquica”. Freud (1933) nos dice que quiere “figurar en un gráfico modesto las constelaciones estructurales de la personalidad anímica”. El diseño aparece al final de un texto de veinte páginas: Freud pide al lector que “no juzgue con demasía dureza este primer intento de volver inteligible lo psíquico, tan difícil de aprehender” (p. 74). Nos ruega “que transformemos en nuestras propias mentes las insuficiencias del gráfico”. Es que no debería “llevarse la impresión que se trata de fronteras tajantes en la geografía psíquica” (ídem). Freud señala que la dimensión del espacio del ello debería ser incomparablemente mayor que el espacio graficado para el yo. También ve que en este esquema el ello acuerda con el mundo exterior sólo a través del yo, pero Freud no parece estar tan seguro. En el diseño no están representadas las relaciones objetales, aunque podemos imaginarlas en un lugar semejante al lugar que ocupa el superyó, ya que éste presupone representaciones de identificaciones; por extensión, otros objetos significativos podrían estar representados de modo semejante. Pero Freud realmente se encuentra en aprietos y se da perfecta cuenta, no fue en vano que, después del diagrama del capítulo VII, abandonará todo intento de graficar sus abstracciones. Nos solicita que imaginemos que las fronteras se pierden unas en otras, “según hace los pintores modernos (porque) no podemos dar razón de las peculiaridades de lo psíquico mediante contornos lineales, como el dibujo o la pintura primitiva, más bien, mediante campos coloreados que se pierden unos en otros …” (p. 70). ¿En quién estará pensando Freud cuando reclama a los “pintores modernos”? Quizá tenía en mente a Wassily Kandinsky, precisamente por eso de las “fronteras que se pierden unos en otros”: Probablemente no pensaba en Mark Rothko, ya que el mismo año de la publicación de este diagrama, presentaba su primera exposición. Sin embargo, hubiese embellecido el esquema del 33’. Con licencia, una combinación de ambos podría producir un híbrido aceptable a la vista: Sin embargo, el problema de fondo, el de encontrar “una representación que reproduzca (…) las mismas relaciones que existen en la cosa que está siendo representada” (Ignacio Matte Blanco, 1975), sigue sin ser resuelto. En particular, el problema de la representación temporal en un esquema gráfico no ha sido enfrentado. Una respuesta posible podemos encontrarla en la topología. Me parece que una figura representativa del funcionamiento del aparato psíquico podría ser el “hipercubo” o “teseracto” (Kantor, 2014). El hipercubo se define como un cubo desfasado en el tiempo, es decir, cada instante de tiempo por el cual se movió, todos ellos juntos. No es fácil de imaginar, se trata de incorporar una dimensión que no es humanamente posible de percibir. La película “Interestelar” hace un intento espléndido en una secuencia de escenas en la que el personaje se transporta en la cuarta dimensión al momento, a todos los momentos, que ocurren a la vez, sin superposición y sin transparencia, de una situación central en la narrativa del film. En consecuencia, es necesaria una propuesta gráfica. Propuesta gráfica 1. Para efectuar la traslación del esquema bidimensional de Freud a un diseño tridimensional, recurriré a la figura tridimensional del cubo de Necker. Al ver un cubo de Necker distinguimos una imagen y también, inmediata e involuntariamente, otra imagen alternativa. En realidad, las dos imágenes coexisten en un espacio que parece tener sitio para una de ellas; sin embargo, la imagen es las dos a la vez. Una sola imagen que puede ser dos imágenes distintas, a la vez y sin contradicción. Semejante a los “cristales de tiempo” de Gilles Deleuze (1989). Deleuze describió la imagen-cristal buscando el circuito más pequeño que funcione como límite interno: “... a kind of immediate, symmetrical, consecutive, or even simultaneous double (…) continually followed each other, running behind each other, and referring back to each other around a point of indiscernibility” (p. 68 -69). En el nuevo diseño aparece localizado solamente el ello, el yo y el superyó; la primera tópica, Icc, Pre-Cc y P-Cc, se encuentra sobreentendida. En vez de “arriba y abajo”, la analogía espacial sugiere que se trata más bien de “adelante y atrás”, o mejor aún, “más cerca y más lejos”. Los procesos más cercanos a la conciencia son los que se presentan delante. De este modo se resuelve el problema, ya notado por Freud respecto a que no necesariamente el ello debe mediar con el yo para presentarse a la conciencia. Todos sabemos lo que sentimos, son “procesos primarios conscientes” (Brakel, 1994). Matte Blanco (1975) lo plantea así: “si miramos a las cosas en términos de un sí-mismo con deseos del ello, caemos inmediatamente en cuenta con el hecho que somos conscientes de muchos deseos (hambre, anhelos sexuales, etc.). Decir que son impulsos del ello que el yo conoce conscientemente, parece muy complicado e insatisfactorio. Más simple es decir que algunas funciones del ello pueden ser conscientes” (p. 124). En las siguientes tres gráficas, vemos al ello, el yo y el superyó, respectivamente, estando más cerca del foco Pc – Cc. El propósito de estos tres gráficos es el mostrar la reversibilidad del cubo de Necker, la que nos permite dar cuenta de la movilidad entre los sistemas. Sin embargo, la tarea aún no está terminada. El cubo de Necker, en toda la extensión que le faculta el hipercubo, podría permitir la incorporación de los representantes de objeto en un gráfico del aparato psíquico. 2. En tal sentido, voy a proponer un modelo topológico que dé cuenta del planeamiento del aparato psíquico hecho por Ignacio Matte Blanco (1956, 1975), en el que se pueda incluir el diseño modificado del 33’. Un modelo gráfico que dé cuenta el paso de la cuarta dimensión, la dimensión del tiempo, aquella en la que coexisten el ayer, el hoy, el aún y el todavía. Como adelanté, corresponde a este diagrama un hipercubo. En el gráfico, la construcción de un hipercubo: Siguiendo el pensamiento de Matte Blanco, para llevar a cabo una representación gráfica del aparato psíquico es necesario que las “funciones del ello, yo y superyó pueden ser observadas en todos los niveles, desde la cualidad consciente más clara hasta la cualidad inconsciente más profunda” (1975). Matte Blanco propone que el aparato psíquico opera, simultáneamente, desde dos lógicas diferentes. La diferencia fundamental entre ellas es la siguiente: mientras una se organiza en clave simétrica, la otra lo hace en clave asimétrica. La asimetría es ubicable dentro de los procesos secundarios, la lógica simétrica en los procesos primarios. Asimétrico es sinónimo de diferente, lo que quiere decir que cuando el aparato psíquico procede asimétricamente está diferenciando una cosa de la otra. Vale decir, el aparato psíquico está utilizando como marco referencial principios aristotélicos, los que constituyen la lógica secundaria. El principio de identidad (toda entidad es idéntica a sí misma); el principio de no contradicción (es imposible que, al mismo tiempo, se dé y no se dé en un mismo sujeto, un mismo atributo) y el principio del tercero excluido (de dos proposiciones en las que una niegue lo que se afirma en la otra, una de ellas es necesariamente verdadera). Tal es el estado lógico en el nivel más “alto” del aparato psíquico. Por otro lado, en los niveles más profundos, el aparato psíquico, está organizado de otra manera. En las profundidades del ello prevalece la ausencia de contradicción mutua (las cosas pueden ser y no ser, a la vez y sin oposición); no hay referencia al tiempo (por ejemplo, el jueves puede ser la víspera del martes, la tarde la mañana, etc.) y la realidad exterior está regentada por la realidad psíquica, como sucede en los sueños. La condensación y el desplazamiento, piezas irreductibles del funcionamiento psíquico, están desplegados al máximo en esta dimensión de la mente. Estos dos principios, la condensación y el desplazamiento, dan inicio y constituyen el armazón básico de la estructura psíquica, son los dos elementos que organizan una estructura en la que todo es potencialmente susceptible de ser condensando, a la vez que ser apropiado para desplazarse. Matte Blanco (1956) los ha apuntado que los factores mínimos del aparato había que refundarlos usando los principios lógicos de la simetría y de la generalización. Mientras más lejano del foco secundario, mayor es la presencia de la simetría y de la generalización. Los dos principios han sido enunciados de esta manera: Generalización El pensamiento del sistema inconsciente trata una cosa individual (persona, objeto, concepto) como si esta fuera un miembro o elemento de una clase que contiene otros miembros; trata esta clase como una subclase de una clase más general, y esta clase más general como subclase de una clase aún más general, y así sucesivamente. En consecuencia, la representación del objeto alcanzará desde la asimetría más clara, hasta la simetría más surtida, pasado por cada contingencia propia de esa persona con ese objeto, a lo largo del tiempo o en un momento dado. Simetría El sistema inconsciente trata lo inverso de cualquier relación como idéntico a la relación. En otras palabras, trata las relaciones como si fueran simétricas. Aquí a figura clásica del cubo es la representación idónea: Ahora bien, para el siguiente paso es necesario apelar a tesis central de Matte Blanco, vale decir, que el aparato psíquico está organizado como una estructura de conjuntos infinitos. Considerar al aparato psíquico como si estuviera estructurado por conjuntos infinitos implica que el pensamiento inconsciente no reconoce individuos sino registra conjuntos o clases, o bien, funciones proposicionales que definen al conjunto y que, en consecuencia, trata a los representantes de objeto en su condición de función proposicional. Por ejemplo, el representante materno en un aparato psíquico estaría dispuesto en una gradiente de conjuntos desde el polo simétrico al asimétrico y viceversa. En el conjunto más cercano al polo asimétrico, es decir, secundario, el aparato psíquico es capaz de diferenciar, en su extremo consciente, a la madre del presente de la madre del pasado (de todos los pasados posibles) y de cualquier otro representante. Sin embargo, esta representación materna, al alejarse del polo secundario, pone en funcionamiento el principio de generalización y el principio de simetría, haciendo que el conjunto materno se modifique para ir incorporado otros elementos ampliando el conjunto. Por ejemplo, al conjunto materno actual se integrarán otros elementos con los que comparte una misma función proposicional, por ejemplo, aquellos representantes de objeto que el sí mismo considere maternales, una profesora, una novia o una psicoanalista. O distintas versiones de la madre, distantes en el tiempo, pero que en un momento dado asoman en el aquí y el ahora. En todos los casos, los conjuntos tendrán diversos niveles de asimetría y simetría, de modo tal que alcance desde la asimetría más evidente hasta la simetría más variada, pasado por cada contingencia, propia de la manera en que las personas se representan las relaciones de objeto. Una gráfica que dé cuenta de este proceso en gradiente, donde la generalización vaya agregando nuevos elementos, vía el proceso de ir haciendo simétricos, a través de las propiedades de los conjuntos infinitos. En un extremo más pequeño se representa a un objeto diferenciado, un conjunto con un único elemento, el representante total de un objeto. Este extremo se encuentra más cerca de procesos secundarios. En el otro borde, al otro extremo de la gráfica, se representa la última frontera interna, el límite fronterizo del ello, donde las representaciones pierden sus diferencias, al punto final donde todo es lo mismo. En todos los casos, los representantes de objetos estarán localizados en diversos planos, de modo tal que alcance desde la asimetría más clara hasta la simetría más surtida, pasando por cada contingencia propia de ese individuo con todas sus divisiones. Entre los extremos pueden plantearse un sinnúmero de posibilidades. Para Matte Blanco (1975): “La mente está estructurada de tal modo que en cada una de sus manifestaciones directas podemos, si miramos bien, detectar la actividad de varios niveles, desde la asimetría del pensamiento consciente a la gran proporción de simetría en los niveles profundos” (p. 125). Así, las funciones del ello, yo y superyó pueden ser observadas en todos los niveles, desde la cualidad consciente más clara hasta la naturaleza inconsciente más profunda. En toda la gradiente simetría-asimetría del aparato psíquico, ello - yo – superyó. Lo que equivale, en términos gráficos, a formular lo siguiente: En la medida en que nos adentramos en el aparato psíquico, donde los niveles de simetría y generalización reinan, la proporción de ello aumenta considerablemente, así como las funciones superiores, caracterizadas por la asimetría, disminuyen su poder. Aquí hay que recordar que esta imagen es una versión estática del hipercubo, en el diseño del aparato psíquico que estamos esbozado, todos los niveles están participando a la vez. FIN Referencias - Brakel, L.A. (1994). On Knowing the Unconscious: Lessons from the Epistemology of Geometry and Space. Int. J. Psycho-Anal., 75:39-48. - Deleuze, G. (1989). Cinema 2. The Time-Image. University of Minnesota Press - Freud, S (1900) La interpretación de los sueños. Obras Completas. Buenos Aires: Amorrortu Editores. (1986). - Freud, S. [1933b]. “La Descomposición de la Personalidad Psíquica”. En Obras Completas (Vol. XXII, pp. 53-74). Buenos Aires: Amorrortu. (1986) - Kantor, J. (2014). “Categorías Lógico- Psicoanalíticas”. En: “Una visión binocular: Psicoanálisis y filosofía", Bárbara Bettocchi, Raúl Fatule (editores) Lima: Fondo Editorial PUCP, - Matte Blanco, I. (1956). “Expresión en lógica simbólica de las características del sistema ICC o la lógica del sistema Icc”, Rev. Latinoan. De Psicoan. Vol 1, Octubre, 1994. Pág. 131- 136. - Matte Blanco, I., (1975) The Unconscious as Infinite Sets. London: Duchworth ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- ARTE Y CLÍNICA: FRONTERAS MÓVIBLES “Si no lo dibujo, no lo entiendo” Jorge Kantor SPP “No podemos dar razón de las peculiaridades de lo psíquico mediante contornos lineales como el dibujo o la pintura primitiva; más bien, mediante campos coloreados que se pierden unos en otros, según hacen los pintores modernos.” (Freud, 1933) Gráficos freudianos En 1925, Freud le escribía, en un tono enérgico, a Karl Abraham que él no creía que era “posible representar nuestras abstracciones gráficamente, en ninguna forma respetable”. Freud mismo había abandonado la tentativa de representar gráficamente sus propias abstracciones años atrás. Fue durante la comunicación con Wilhem Fliess cuando produjo varios gráficos, tratando de ilustrar las relaciones teóricas que había inferido entre proceso mentales y físicos. Su primer intento está en el manuscrito G, se trata del “Esquema Sexual”, enviado en 17 de diciembre de 1894 a Fliess: En la carta del 25 de mayo de 1897, en el manuscrito M, propone una triple estratificación para el material psíquico, desea graficar un “sistema de líneas ramificadas (…) puntos nodales en los que coinciden dos o más hilos, que desde ahí vuelven a devanarse unidos: y en el núcleo desembocan por regla general varios hilos de trayectorias separadas o que muestran a trechos conexiones laterales”. Se ve que claramente estaba haciendo un gran esfuerzo en poner en una gráfica lo que estaba pensando. Sin embargo, el resultado deja bastante que desear: Freud propone una triple estratificación para el material psíquico, un primer ordenamiento morfológico, un segundo estratificado de manera concéntrica en torno al núcleo patógeno y un tercer ordenamiento dinámico, propiamente psíquico. Este esfuerzo gráfico temprano culmina en el capítulo VII de la “Interpretación de los sueños” (1900), al intentar por última vez hacer una gráfica que haga inteligible la complicación del funcionamiento psíquico, “dividiendo este funcionamiento y atribuyendo cada función particular a una parte constitutiva del aparato” (Ídem). Estos dibujos son la primera representación esquemática de Freud del aparato mental como una entidad puramente psicológica. En el tercero aparece por primera vez el sistema inconsciente. Freud dice que al “sistema que está ‘detrás’ lo llamamos ‘inconsciente’.” Y agrega una sentencia cuya profundidad conceptual apenas pudo rozar a lo largo de los siguientes 40 años: “En rigor, no necesitamos suponer un ordenamiento realmente espacial de los sistemas psíquicos. Nos basta con que se haya establecido una secuencia temporal” (ídem). Sin embargo, el uso de la noción de espacio estará presente a lo largo de todo el marco referencial psicoanalítico y la dimensión temporal o, mejor dicho, la fusión entre tiempo y espacio, tal como es entendida en el marco referencial actual, siguió siendo un problema sin resolver para Freud. ¿Cómo graficar el tiempo? Freud no volvió a tomar el lápiz hasta que terminó de formular, en “El yo y el ello”, su noción de aparato psíquico. El dibujo que acompaña esta formulación final terminó siendo el borrador de su segundo y último intento, realizado 10 años más tarde, en 1933 en la 31° Conferencia de introducción a psicoanálisis “La descomposición de la personalidad psíquica”. Freud (1933) nos dice que quiere “figurar en un gráfico modesto las constelaciones estructurales de la personalidad anímica”. El diseño aparece al final de un texto de veinte páginas: Freud pide al lector que “no juzgue con demasía dureza este primer intento de volver inteligible lo psíquico, tan difícil de aprehender” (p. 74). Nos ruega “que transformemos en nuestras propias mentes las insuficiencias del gráfico”. Es que no debería “llevarse la impresión que se trata de fronteras tajantes en la geografía psíquica” (ídem). Freud señala que la dimensión del espacio del ello debería ser incomparablemente mayor que el espacio graficado para el yo. También ve que en este esquema el ello acuerda con el mundo exterior sólo a través del yo, pero Freud no parece estar tan seguro. En el diseño no están representadas las relaciones objetales, aunque podemos imaginarlas en un lugar semejante al lugar que ocupa el superyó, ya que éste presupone representaciones de identificaciones; por extensión, otros objetos significativos podrían estar representados de modo semejante. Pero Freud realmente se encuentra en aprietos y se da perfecta cuenta, no fue en vano que, después del diagrama del capítulo VII, abandonará todo intento de graficar sus abstracciones. Nos solicita que imaginemos que las fronteras se pierden unas en otras, “según hace los pintores modernos (porque) no podemos dar razón de las peculiaridades de lo psíquico mediante contornos lineales, como el dibujo o la pintura primitiva, más bien, mediante campos coloreados que se pierden unos en otros …” (p. 70). ¿En quién estará pensando Freud cuando reclama a los “pintores modernos”? Quizá tenía en mente a Wassily Kandinsky, precisamente por eso de las “fronteras que se pierden unos en otros”: Probablemente no pensaba en Mark Rothko, ya que el mismo año de la publicación de este diagrama, presentaba su primera exposición. Sin embargo, hubiese embellecido el esquema del 33’. Con licencia, una combinación de ambos podría producir un híbrido aceptable a la vista: Sin embargo, el problema de fondo, el de encontrar “una representación que reproduzca (…) las mismas relaciones que existen en la cosa que está siendo representada” (Ignacio Matte Blanco, 1975), sigue sin ser resuelto. En particular, el problema de la representación temporal en un esquema gráfico no ha sido enfrentado. Una respuesta posible podemos encontrarla en la topología. Me parece que una figura representativa del funcionamiento del aparato psíquico podría ser el “hipercubo” o “teseracto” (Kantor, 2014). El hipercubo se define como un cubo desfasado en el tiempo, es decir, cada instante de tiempo por el cual se movió, todos ellos juntos. No es fácil de imaginar, se trata de incorporar una dimensión que no es humanamente posible de percibir. La película “Interestelar” hace un intento espléndido en una secuencia de escenas en la que el personaje se transporta en la cuarta dimensión al momento, a todos los momentos, que ocurren a la vez, sin superposición y sin transparencia, de una situación central en la narrativa del film. En consecuencia, es necesaria una propuesta gráfica. Propuesta gráfica 1. Para efectuar la traslación del esquema bidimensional de Freud a un diseño tridimensional, recurriré a la figura tridimensional del cubo de Necker. Al ver un cubo de Necker distinguimos una imagen y también, inmediata e involuntariamente, otra imagen alternativa. En realidad, las dos imágenes coexisten en un espacio que parece tener sitio para una de ellas; sin embargo, la imagen es las dos a la vez. Una sola imagen que puede ser dos imágenes distintas, a la vez y sin contradicción. Semejante a los “cristales de tiempo” de Gilles Deleuze (1989). Deleuze describió la imagen-cristal buscando el circuito más pequeño que funcione como límite interno: “... a kind of immediate, symmetrical, consecutive, or even simultaneous double (…) continually followed each other, running behind each other, and referring back to each other around a point of indiscernibility” (p. 68 -69). En el nuevo diseño aparece localizado solamente el ello, el yo y el superyó; la primera tópica, Icc, Pre-Cc y P-Cc, se encuentra sobreentendida. En vez de “arriba y abajo”, la analogía espacial sugiere que se trata más bien de “adelante y atrás”, o mejor aún, “más cerca y más lejos”. Los procesos más cercanos a la conciencia son los que se presentan delante. De este modo se resuelve el problema, ya notado por Freud respecto a que no necesariamente el ello debe mediar con el yo para presentarse a la conciencia. Todos sabemos lo que sentimos, son “procesos primarios conscientes” (Brakel, 1994). Matte Blanco (1975) lo plantea así: “si miramos a las cosas en términos de un sí-mismo con deseos del ello, caemos inmediatamente en cuenta con el hecho que somos conscientes de muchos deseos (hambre, anhelos sexuales, etc.). Decir que son impulsos del ello que el yo conoce conscientemente, parece muy complicado e insatisfactorio. Más simple es decir que algunas funciones del ello pueden ser conscientes” (p. 124). En las siguientes tres gráficas, vemos al ello, el yo y el superyó, respectivamente, estando más cerca del foco Pc – Cc. El propósito de estos tres gráficos es el mostrar la reversibilidad del cubo de Necker, la que nos permite dar cuenta de la movilidad entre los sistemas. Sin embargo, la tarea aún no está terminada. El cubo de Necker, en toda la extensión que le faculta el hipercubo, podría permitir la incorporación de los representantes de objeto en un gráfico del aparato psíquico. 2. En tal sentido, voy a proponer un modelo topológico que dé cuenta del planeamiento del aparato psíquico hecho por Ignacio Matte Blanco (1956, 1975), en el que se pueda incluir el diseño modificado del 33’. Un modelo gráfico que dé cuenta el paso de la cuarta dimensión, la dimensión del tiempo, aquella en la que coexisten el ayer, el hoy, el aún y el todavía. Como adelanté, corresponde a este diagrama un hipercubo. En el gráfico, la construcción de un hipercubo: Siguiendo el pensamiento de Matte Blanco, para llevar a cabo una representación gráfica del aparato psíquico es necesario que las “funciones del ello, yo y superyó pueden ser observadas en todos los niveles, desde la cualidad consciente más clara hasta la cualidad inconsciente más profunda” (1975). Matte Blanco propone que el aparato psíquico opera, simultáneamente, desde dos lógicas diferentes. La diferencia fundamental entre ellas es la siguiente: mientras una se organiza en clave simétrica, la otra lo hace en clave asimétrica. La asimetría es ubicable dentro de los procesos secundarios, la lógica simétrica en los procesos primarios. Asimétrico es sinónimo de diferente, lo que quiere decir que cuando el aparato psíquico procede asimétricamente está diferenciando una cosa de la otra. Vale decir, el aparato psíquico está utilizando como marco referencial principios aristotélicos, los que constituyen la lógica secundaria. El principio de identidad (toda entidad es idéntica a sí misma); el principio de no contradicción (es imposible que, al mismo tiempo, se dé y no se dé en un mismo sujeto, un mismo atributo) y el principio del tercero excluido (de dos proposiciones en las que una niegue lo que se afirma en la otra, una de ellas es necesariamente verdadera). Tal es el estado lógico en el nivel más “alto” del aparato psíquico. Por otro lado, en los niveles más profundos, el aparato psíquico, está organizado de otra manera. En las profundidades del ello prevalece la ausencia de contradicción mutua (las cosas pueden ser y no ser, a la vez y sin oposición); no hay referencia al tiempo (por ejemplo, el jueves puede ser la víspera del martes, la tarde la mañana, etc.) y la realidad exterior está regentada por la realidad psíquica, como sucede en los sueños. La condensación y el desplazamiento, piezas irreductibles del funcionamiento psíquico, están desplegados al máximo en esta dimensión de la mente. Estos dos principios, la condensación y el desplazamiento, dan inicio y constituyen el armazón básico de la estructura psíquica, son los dos elementos que organizan una estructura en la que todo es potencialmente susceptible de ser condensando, a la vez que ser apropiado para desplazarse. Matte Blanco (1956) los ha apuntado que los factores mínimos del aparato había que refundarlos usando los principios lógicos de la simetría y de la generalización. Mientras más lejano del foco secundario, mayor es la presencia de la simetría y de la generalización. Los dos principios han sido enunciados de esta manera: Generalización El pensamiento del sistema inconsciente trata una cosa individual (persona, objeto, concepto) como si esta fuera un miembro o elemento de una clase que contiene otros miembros; trata esta clase como una subclase de una clase más general, y esta clase más general como subclase de una clase aún más general, y así sucesivamente. En consecuencia, la representación del objeto alcanzará desde la asimetría más clara, hasta la simetría más surtida, pasado por cada contingencia propia de esa persona con ese objeto, a lo largo del tiempo o en un momento dado. Simetría El sistema inconsciente trata lo inverso de cualquier relación como idéntico a la relación. En otras palabras, trata las relaciones como si fueran simétricas. Aquí a figura clásica del cubo es la representación idónea: Ahora bien, para el siguiente paso es necesario apelar a tesis central de Matte Blanco, vale decir, que el aparato psíquico está organizado como una estructura de conjuntos infinitos. Considerar al aparato psíquico como si estuviera estructurado por conjuntos infinitos implica que el pensamiento inconsciente no reconoce individuos sino registra conjuntos o clases, o bien, funciones proposicionales que definen al conjunto y que, en consecuencia, trata a los representantes de objeto en su condición de función proposicional. Por ejemplo, el representante materno en un aparato psíquico estaría dispuesto en una gradiente de conjuntos desde el polo simétrico al asimétrico y viceversa. En el conjunto más cercano al polo asimétrico, es decir, secundario, el aparato psíquico es capaz de diferenciar, en su extremo consciente, a la madre del presente de la madre del pasado (de todos los pasados posibles) y de cualquier otro representante. Sin embargo, esta representación materna, al alejarse del polo secundario, pone en funcionamiento el principio de generalización y el principio de simetría, haciendo que el conjunto materno se modifique para ir incorporado otros elementos ampliando el conjunto. Por ejemplo, al conjunto materno actual se integrarán otros elementos con los que comparte una misma función proposicional, por ejemplo, aquellos representantes de objeto que el sí mismo considere maternales, una profesora, una novia o una psicoanalista. O distintas versiones de la madre, distantes en el tiempo, pero que en un momento dado asoman en el aquí y el ahora. En todos los casos, los conjuntos tendrán diversos niveles de asimetría y simetría, de modo tal que alcance desde la asimetría más evidente hasta la simetría más variada, pasado por cada contingencia, propia de la manera en que las personas se representan las relaciones de objeto. Una gráfica que dé cuenta de este proceso en gradiente, donde la generalización vaya agregando nuevos elementos, vía el proceso de ir haciendo simétricos, a través de las propiedades de los conjuntos infinitos. En un extremo más pequeño se representa a un objeto diferenciado, un conjunto con un único elemento, el representante total de un objeto. Este extremo se encuentra más cerca de procesos secundarios. En el otro borde, al otro extremo de la gráfica, se representa la última frontera interna, el límite fronterizo del ello, donde las representaciones pierden sus diferencias, al punto final donde todo es lo mismo. En todos los casos, los representantes de objetos estarán localizados en diversos planos, de modo tal que alcance desde la asimetría más clara hasta la simetría más surtida, pasando por cada contingencia propia de ese individuo con todas sus divisiones. Entre los extremos pueden plantearse un sinnúmero de posibilidades. Para Matte Blanco (1975): “La mente está estructurada de tal modo que en cada una de sus manifestaciones directas podemos, si miramos bien, detectar la actividad de varios niveles, desde la asimetría del pensamiento consciente a la gran proporción de simetría en los niveles profundos” (p. 125). Así, las funciones del ello, yo y superyó pueden ser observadas en todos los niveles, desde la cualidad consciente más clara hasta la naturaleza inconsciente más profunda. En toda la gradiente simetría-asimetría del aparato psíquico, ello - yo – superyó. Lo que equivale, en términos gráficos, a formular lo siguiente: En la medida en que nos adentramos en el aparato psíquico, donde los niveles de simetría y generalización reinan, la proporción de ello aumenta considerablemente, así como las funciones superiores, caracterizadas por la asimetría, disminuyen su poder. Aquí hay que recordar que esta imagen es una versión estática del hipercubo, en el diseño del aparato psíquico que estamos esbozado, todos los niveles están participando a la vez. FIN Referencias - Brakel, L.A. (1994). On Knowing the Unconscious: Lessons from the Epistemology of Geometry and Space. Int. J. Psycho-Anal., 75:39-48. - Deleuze, G. (1989). Cinema 2. The Time-Image. University of Minnesota Press - Freud, S (1900) La interpretación de los sueños. Obras Completas. Buenos Aires: Amorrortu Editores. (1986). - Freud, S. [1933b]. “La Descomposición de la Personalidad Psíquica”. En Obras Completas (Vol. XXII, pp. 53-74). Buenos Aires: Amorrortu. (1986) - Kantor, J. (2014). “Categorías Lógico- Psicoanalíticas”. En: “Una visión binocular: Psicoanálisis y filosofía", Bárbara Bettocchi, Raúl Fatule (editores) Lima: Fondo Editorial PUCP, - Matte Blanco, I. (1956). “Expresión en lógica simbólica de las características del sistema ICC o la lógica del sistema Icc”, Rev. Latinoan. De Psicoan. Vol 1, Octubre, 1994. Pág. 131- 136. - Matte Blanco, I., (1975) The Unconscious as Infinite Sets. London: Duchworth