Loading…

Limpiar Filtros

sábado 24
Sala 1
11:00 - 13:00
Eje Culturalidades
Poder y paradojas de la era virtual: redes que capturan y redes que liberan
Cordina:
Wania Maria C Ferreira Cidade - SBPRJ (Brasil) (Brasil)

Relatan:
Joyce Goldstein - SPPA (Brasil) (Brasil)

Verónica Vigliano - APC (Argentina) (Argentina)

Participan:
Lúcia Maria de Almeida Palazzo - SBPRJ (Brasil) (Brasil)

Carlos Alberto Medeiros - Periodista y traductor (Brasil)

Mónica Santolalla - APC (Argentina) (Argentina)

Flávia Oliveira - Jornalista (Brasil) (Brasil)

14:00 - 16:00
Comunidad y Cultura
Escenarios, tiempos y miradas. Fotografías en las fronteras
Cordina:
Agustina Fernández - APA (Argentina) (Argentina)

Participan:
Jorge Kantor - SPP (Perú) (Perú)

Silvana Rea - SBPSP (Brasil) (Brasil)

Mariano Horenstein - APC (Argentina) (Argentina)

Luis González Palma - Fotógrafo (Guatemala)

Nota: se presentará un video antes de las exposiciones.
17:00 - 19:00
Eje Culturalidades
La palabra por-venir
Cordina:
María Luisa Silva - SPP (Perú) (Perú)

Relatan:
Javiera Marqués Rosas - APA (Argentina) (Argentina)

Abigail Betbedé - SBPSP (Brasil) (Brasil)

Participan:
María Pía Costa - SPP (Perú) (Perú)

Carlos Barredo - APdeBA (Argentina) (Argentina)

Adriana Ponteli - APC (Argentina) (Argentina) [ver]
La palabra por_venir Adriana María Pontelli1 Se trata de llegar de nuevo, gracias a la falla, hasta la ribera del lenguaje. Pascal Quignard Escribir en tiempo de pandemia sobre “la palabra por venir” provocó un movi-miento y a su vez la actitud de espera necesaria para dar lugar a su adveni-miento, precisamente cuando, atravesada por las circunstancias, me resultaba dificultoso encontrar palabras, incluso en mi hablar cotidiano. En esta oportunidad “tomo la palabra”y al hacerlo se me vienen diferen-tes formas en las que esta herramienta fundamental del análisis apareció en mi experiencia clínica durante este tiempo. Ensayé varias formas para su aborda-je, pero no me salió ninguna que no me llevara finalmente a hacer foco en ese elemento singular, invisible y fugaz del análisis. Esta perspectiva un tanto mi-croscópica contrasta con aquellas miradas más amplias, sobre todo si se tiene en cuenta el alcance global y las múltiples consecuencias de esta crisis sanita-ria. Probablemente el enfoque que presento sea uno de los tantos efectos del confinamiento. De todos modos, estas ínfimas muestras de la práctica me per-miten repensar la especificidad de la palabra que solo puede advenir en un es-pacio favorecido por esa escucha particular que es la escucha analítica. El aislamiento obligatorio provocó de repente la interrupción de los tra-tamientos presenciales, y la irrupción del desconcierto. Quedó como opción el trabajo por vía remota, y en general los psicoanalistas asumimos el desafío de adecuarnos a los acontecimientos. No hubo mayores dificultades para quienes ya venían ejerciendo el oficio por teléfono o videollamada; otros en cambio si-guen planteando que la atención virtual es transitoria, porque el psicoanálisis puro tiene que ser entre dos cuerpos, ya que resulta fundamental la presencia real del analista, encarnada ahí (Goldenberg, 2020). Personalmente me he preguntado cómo se jugarían los fenómenos de la transferencia a la distancia, cuánto podría incidir la pérdida de la dimensión vital de la presencia corporal, y qué repercusión llegaría a tener la interrupción repentina de la sesión por pro-blemas técnicos, la transformación de la imagen del otro en una figura conge-lada o pixelada, la voz metálica o entrecortada por dificultades en la conectivi-dad. Seguramente este tipo de interferencias externas, tal como pasa en la presencialidad, puede incorporarse como material de análisis dependiendo de los efectos en cada paciente. Considero que la palabra hablada, incluso por vía telefónica o videollamada, sostuvo de alguna manera la presencia a través de la voz con su articulación de sonidos, entonación, timbre y fluidez. Pienso ade-más que, ante la falta de un sitio concreto para el encuentro analítico, fue el tiempo el que posibilitó que este “tuviera lugar”, aconteciera. En algunas oca-siones el momento de la sesión marcaba un transcurrir detenido por la pérdida de la rutina cotidiana, y en muchos casos ofrecía un reducto para la palabra íntima amenazada por el encierro y la convivencia forzosa. La palabra por venir me sirvió de motor de escucha, para esperarla cada vez, en medio de mi propia incertidumbre. Y tal vez por eso, la palabra llegó para cada quien a su manera. En las primeras semanas del confinamiento un paciente se mostró muy dispuesto a continuar las sesiones por teléfono. Sin embargo, fue llamativo su laconismo que lo atribuí a la incomodidad por la nueva modalidad. Como la an-gustia iba creciendo al igual que su mutismo, recurrí a las palabras como an-damios para reconstruir un espacio de escucha. Y entre ellas apareció una que puso de manifiesto la ausencia de palabra para nombrar la “perplejidad”.La pa-labra venida del Otro puede operar como protección ante lo real. Néstor Braus-tein (2001) en “Un recuerdo infantil de Julio Cortázar” comenta la vivencia terro-rífica del célebre escritor al escuchar, siendo él muy pequeño, el canto de un gallo bajo su ventana. El desconocimiento y la falta de una palabra para esa experiencia –vacío de nomenclatura, en términos de Cortázar– provocó un pa-vor tal que solo pudo ser mitigado con las palabras de su madre. Fue insólito para mí recibir una consulta a través de audios de WhatsApp. Recuerdo que al comienzo creía imposible generar un espacio de escucha de esa manera. Me producía cierta inquietud el tiempo diferido entre el hablar (grabando) y el escuchar (reproduciendo), también la posibilidad de que el mensaje fuera borrado antes de ser enviado. Y si bien me quedaron interro-gantes sobre la permanencia de esos registros materiales de la voz, este inter-cambio semanal de palabras con una persona sumida en una profunda melan-colía le sirvió de “soga”, de donde se sostuvo estos meses. Viene a mi mente aquel relato de Freud donde un niño con miedo en la oscuridad le pide a su tía que le hable, y le insiste diciendo: “Hay más luz cuando alguien habla” (Freud, 1917/1994, pág. 371). El temor a la oscuridad y a la soledad persiste toda la vida, y remite a la añoranza de quien brindó los primeros cuidados. “Hay más luz cuando alguien habla”. Esta sinestesia marca un pasaje de una percepción sensorial a otra. La voz se torna mirada, mirada del Otro primordial, que en es-te caso posibilitó enmarcar el dispositivo (Hartmann, 2015). Otro paciente decidió suspender su tratamiento y retomarlo cuando fuera posible hacerlo de manera presencial. En el transcurso de la cuarentena perdió su trabajo. Cuando consiguió uno mejor pago, solicitó hacer las sesiones por teléfono, porque inexplicablemente eso le provocaba una “angustia fantasmal” que solo podía ser hablada en sus sesiones. El hallazgo de estas palabras lo movió hacia ese espacio singular que es su análisis. Después de muchos años de análisis, una paciente descubrió que esta modalidad a distancia le permitió decir cosas impensadas, sin la intimidación que le generan los cuerpos, el propio y el del Otro. Proliferaron en las sesiones relatos de sueños sin mucho velo. Pero la mayor novedad fue la aparición de inéditos silencios. La verborragia imparable y habitual comenzó a ceder. Cuan-do hablaba sobre un problema de salud cometió un fallido, dijo una palabra por otra, se desconcertó. Luego de un silencio intentó corregir y pronunció una pa-labra nueva, inexistente, muy similar a la palabra buscada, a excepción de una letra. Este neologismo, invención espontánea, provocó asombro, alguna cone-xión con un fragmento de su historia. Sin comprender de qué se trataba, sintió la certeza de estar en un lugar por primera vez. En el marco de un análisis hay momentos en que las palabras se detienen: aparece o un silencio de lo silen-ciado o un silencio de lo silencioso, en términos de Santiago Kovadloff (2011). Él señala que a veces se presenta un silencio encubridor, resistencial, de una palabra implícita que remite a lo velado; y en otras ocasiones irrumpe un silen-cio descubridor de lo indecible, de lo innombrable, que no encuentra cabida en las palabras, porque su índole no es compatible con ellas. El psicoanalista calla para que el analizante escuche, y reconozca su propio silencio en la puesta en escena de ese silencio encarnado. Y en un instante fugaz acontece el adveni-miento de la palabra, con su diferencia literal y sonora, audible por una escucha analítica que capta consonancias en el traspié de un enunciado, resonancias en el modo de articulación fonológica, aparición reiterada de grupo de fonemas, eso que Jacques-Alain Miller (2012) llamó “inanidades sonoras”, tomando una expresión de Stéphane Mallarmé. Tocar la palabra allí, tocar esa materia verbal transforma lo malentendido en productividad, en una experiencia significante de generación de sentido. Esta palabra en singular, particular de cada sujeto, no es dada. Se gesta en la experiencia analítica. Nacida del silencio, en un mo-mento efímero y preciso da a luz y da luz a la verdad de cada sujeto. Nacida del silencio, soporta el peso de lo mudo, porque, aunque es dicha, deja un res-to indecible. La palabra por_venir… Ese espacio subrayado, vacío que marca el si-lencio, es un intervalo entre dos instantes, un tiempo desde el cual surge una palabra como lugar para un acontecimiento psíquico. Sylvie Le Poulichet (1996) señala que todo deviene y nada cesa por el juego de energía libre de los pro-cesos primarios, y ese movimiento incesante del cuerpo pulsional se encuentra en el lenguaje. Con el advenimiento de la palabra en la experiencia analítica se produce un hallazgo que instaura un tiempo de pasajes presentes y venideros como vías abiertas a nuevas búsquedas. Con la llegada de la pandemia y las medidas de confinamiento se perdió la presencialidad en los tratamientos, se desdibujaron los encuadres, quedaron suspendidos aquellos debates sobre la posibilidad o no de la virtualidad; y los psicoanalistas continuamos con nuestro quehacer -cada quien como pudo- sos-tenidos por la regla fundamental de la asociación libre, promovida por una es-cucha atenta y parejamente flotante. En esta austeridad redescubrí el valor y la potencia transformadora de estos dos pilares que sostienen un análisis. ---- 1 Licenciada en Letras Clásicas, Licenciada en Psicología, Magister en Psicología Clínica, Psicoanalista, Miembro Adherente de la Asociación Psicoanalítica de Córdoba. Referencias bibliográficas Braunstein, N. (2001). Un recuerdo infantil de Julio Cortázar. En N. Braunstein, Ficcionario de Psicoanálisis (págs. 1-6). Buenos Aires: Siglo XXI. Freud, S. (1917/1994). Conferencias de introducción al psicoanálisis. 25° Conferencia. La angustia. En S. Freud, Obras Completas (J. L. Etcheverry, Trad., Segunda edición, Vols. 16 (1916-17), págs. 357-374). Buenos Aires: Amorrortu. Goldenberg, M. (7 de mayo de 2020). Desafíos del psicoanálisis en tiempos de pandemia y distanciamiento. Obtenido de Comercio y Justicia: https://comercioyjusticia.info/blog/mundopsy/desafios-del-psicoanalisis-en-tiempos-de-pandemia-y-distanciamiento/ Hartmann, A. (2015). "Tía... hay más luz cuando alguien habla". Imago Agenda (188), 18-23. Kovadloff, S. (2011). El silencio primordial (Primera edición). Buenos Aires: Emecé. Le Poulichet, S. (1996). La obra del tiempo en psicoanálisis. Buenos Aires: Amorrortu. Miller, J.-A. (2012). Inanidades sonoras. En J.-A. Miller, La fuga del sentido (S. Baudini, Trad., Primera edición, págs. 71-98). Buenos Aires: Paidós. Quignard, P. (2006). El nombre en la punta de la lengua.Madrid: Arena Libros. ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- A palabra por_vir Adriana María Pontelli1 Trata-se de chegar de novo, graças à falha, até a beira da linguagem. Pascal Quignard Escrever em tempo de pandemia acerca de "a palavra por vir" provocou um movimento e, ao mesmo tempo, a atitude de espera necessáriapara dar lugar a seu advento, precisamentequando, atravessada pelas circunstâncias, me era difícil achar palavras, até mesmo em meu falar cotidiano. Nesta oportunidade “tomo a palavra”, e ao fazer isso vêm a mim diferentes formas em que essa ferramenta fundamental da análise apareceu em minha experiência clínica durante estetempo. Intentei várias maneiras de abordagem, mas não achei nenhuma que não me levasse finalmente a focalizar nesse elemento singular, invisível e fugaz da análise. Essa perspectiva um tanto microscópica contrasta com aquelesolhares mais largos, especialmente se considerarmos o alcance global e as múltiplas consequências desta crise sanitária. Provavelmente a abordagem que apresento seja um dos tantos efeitos do confinamento. De qualquer maneira, estas ínfimas amostras da prática me permitem repensar a especificidade da palavra que só pode advir em um espaço favorecido por essa escuta particular que é a escuta analítica. O isolamento obrigatório provocou de repente a interrupção dos tratamentos presenciais e a irrupção do desconcerto. Ficou como opção o trabalho por via remota, e em geral os psicanalistas assumimos o desafio de nos adaptar aos acontecimentos. Não houve grandes dificuldades para quem já realizavam o oficio por telefone ou videochamada; outros, porém, continuam argumentando que a atenção virtual é transitória, porque a psicanálise pura tem que ser entre dois corpos, visto que a presença real do analista, encarnada ali, é fundamental (Goldenberg 2020). Pessoalmente me perguntei como funcionariam os fenômenos da transferência à distância, quanto poderia representar a perda da dimensão vital da presença corporal e que repercussão teria a interrupção repentina da sessão por problemas técnicos, a transformação da imagem do outro em uma figura congelada ou pixelada, a voz metálica ou entrecortada por dificuldades de conexão. Certamente esse tipo de interferências externas, assim como acontece na presencialidade, pode ser incorporado como material de análise, dependendo dos efeitos em cada paciente. Considero que a palavra falada, inclusive por telefone ou videochamada, sustentou de alguma maneira a presença por intermédio da voz, com sua articulação de sons, entonação, timbre e fluência. Também acreditoque, diante da falta de um lugar concreto para o encontro analítico, foi o tempo que possibilitou que esse se realizasse, acontecesse. Em algumas ocasiões, o momento da sessão marcavaum transcorrer detido pela perda da rotina diária e, em muitos casos, oferecia um porto para a palavra íntima ameaçada pelo confinamento e pela convivência forçada. A palavra por vir me serviu de motor de escuta, para esperá-la cada vez, no meio de minha própria incerteza. E talvez por isso, a palavra chegou para cada qual à sua maneira. Nas primeiras semanas do confinamento um paciente se mostrou muito disposto para continuar as sessões por telefone. Foi curioso, porém, seu laconismo, que atribuí ao incômodo pela nova modalidade. Como sua angústia ia crescendo, tanto quanto seu mutismo, apelei às palavras como andaimes para reconstruir um espaço de escuta. E entre elas apareceu uma que evidenciou a ausência de palavra para nomear a "perplexidade." A palavra vinda do Outro pode operar como proteção diante do real. Néstor Braustein (2001) em “Unrecuerdoinfantil de Julio Cortázar" comenta a vivência assustadora do célebre escritor ao escutar, sendo ele muito pequeno, o canto de um galo debaixo de sua janela. O desconhecimento e a falta de uma palavra para essa experiência – vazio de nomenclatura, em palavras de Cortázar – provocou um pânico tal que só pôde ser mitigado com as palavras da sua mãe. Foi insólito para mimrealizar uma consulta por meio de áudios de WhatsApp. Lembro que no começo achava impossível gerar um espaço de escuta dessa maneira. Produzia em mim certa inquietude o tempo diferido entre o falar (gravando) e o escutar (reproduzindo), além da possibilidade de a mensagemser apagada antes de ser enviada. E embora tenha me questionado sobre a permanência desses registros materiais da voz, essa troca semanal de palavras com uma pessoa sumida em uma profunda melancolia lhe serviu como "corda", na qualse segurou durante esses meses. Vem à minha mente o relato de Freud onde um menino com medo da escuridão pede à sua tia de falar com ele, e insiste dizendo: “Há mais luz quando alguém fala" (Freud, 1917/1994, pág. 371). O medo à escuridão e à solidão persiste toda a vida e remete à nostalgia de quem ofereceu os primeiros cuidados. “Há mais luz quando alguém fala". Esta sinestesia marca uma passagem de uma percepção sensorial para outra. A voz se torna olhar, olhar do Outro primordial, que nesse caso fez possível enquadrar o dispositivo (Hartmann 2015). Outro paciente decidiu suspender o tratamento e retomá-lo quando esse fosse possível no modo presencial. No curso da quarentena perdeu seu trabalho. Quando conseguiu outro com melhor remuneração, solicitou fazer as sessões por telefone, porque inexplicavelmente isso lhe provocava uma "angústia fantasmal" que só poderia ser faladaem suas sessões. A descoberta dessas palavras o moveu para esse espaço singular que é a sua análise. Depois de muitos anos de análise, uma paciente descobriu que esta modalidade a distância lhe permitiu dizer coisas impensadas, sem a intimidação que os corpos – o próprio e o do Outro – geram nela. Proliferaram nas sessões relatos de sonhos sem muito véu. Mas a novidade maior foi o aparecimento de inéditos silêncios. A verborragia incontível e habitual começou a ceder. Enquanto falava sobre um problema de saúde cometeu um ato falho, disse uma palavra por outra, ficou desconcertada. Depois de um silêncio tentou corrigir e pronunciou uma palavra nova, inexistente, muto semelhanteà palavra procurada, exceto por uma letra. Esse neologismo, invenção espontânea, provocou assombro, alguma conexão com um fragmento de sua história. Sem entender de que se tratava, sentiu a certeza de estar em um lugar pela primeira vez. No marco de uma análise há momentos em que as palavras param: aparece ou um silêncio do silenciado ou um silêncio do silencioso, em termos de Santiago Kovadloff (2011). Ele afirma que às vezes se apresenta um silêncio encobridor, resistencial, de uma palavra implícita que remete ao velado; e em outras ocasiões irrompe um silêncio descobridor do indizível, do inominável, que não acha espaço nas palavras, porque sua índole não é compatível com elas. O psicanalista silencia para que o analisando escute e reconheçaseu próprio silêncio na mise-en-scènedesse silêncio encarnado. E em um momento fugaz advém a palavra, com sua diferença literal e sonora, audível por uma escuta analítica que capta consonâncias no escorregão de um enunciado, ressonâncias no modo de articulação fonológica, aparecimento reiterado de grupo de fonemas, que Jacques-Alain Miller chamou “inanidades sonoras”, tomando uma expressão de Stéphane Mallarmé (2012). Tocar a palavra ali, tocar essa matéria verbal transforma o mal-entendido em produtividade, em uma experiência significante de geração de sentido.Essa palavra em singular, particular de cada sujeito, não é dada. Gesta-se na experiência analítica. Nascida do silêncio, em um momento efêmero e preciso dá à luz e dá luz à verdade de cada sujeito. Nascida do silêncio, suporta o peso do mudo, porque, embora seja dita, deixa um resto indizível. A palavra por_vir... Esse espaço sublinhado, vazio que marca o silêncio, é um intervalo entre dois instantes, um tempo a partir do qual surge uma palavra como lugar para um acontecimento psíquico. Sylvie Le Poulichet (1996) afirma que tudo devém e nada cessa pelo jogo de energia livre dos processos primários, e esse incessante movimento do corpo pulsional se encontra na linguagem. Com o advento da palavra na experiência analítica se produz uma descoberta que instaura um tempo de passagens presentes e vindouros como vias abertas a novas buscas. Com a chegada da pandemia e as medidas de confinamento se perdeu o caráter presencial nos tratamentos, sedesbotaram os enquadres, ficaram em suspenseos debates sobre a possibilidade ou não da virtualidade; e os psicanalistas continuamos com nossa tarefa – cada qual como pôde – sustentados pela regra fundamental da associaçãolivre, promovida por uma escuta atenta e igualmente flutuante. Nesta austeridade redescobri o valor e o poder transformador desses dois pilares que sustentam uma análise. ----- 1Licenciada em Letras Clássicas, Licenciada em Psicologia, Mestreem Psicologia Clínica, Psicanalista, Membro Aderente daAsociaciónPsicoanalítica de Córdoba (Argentina). Email: adrianapontelli@gmail.com Referências BRAUNSTEIN, Néstor Alberto (2001). Un recuerdo infantil de Julio Cortázar. In ÍDEM, Ficcionario de Psicoanálisis. Buenos Aires: Siglo XXI. pp. 1-6. FREUD, Sigmund (1917/1994). Conferencias de introducción al psicoanálisis. 25° Conferencia. La angustia. In S. Freud, Obras Completas. 2. ed.Trad. J. L. Etcheverry. Buenos Aires: Amorrortu. vol. 16. pp. 357-374. GOLDENBERG, Marta (7 de maio de 2020). Desafíos del psicoanálisis en tiempos de pandemia y distanciamiento. Entrevista disponível emhttps://comercioyjusticia.info/ blog/mundopsy/desafios-del-psicoanalisis-en-tiempos-de-pandemia-y-distanciamiento. Acesso em: 7 set. 2020. HARTMANN, Alicia (2015). "Tía... hay más luz cuando alguien habla". Imago Agenda (188),18-23, 2015. KOVADLOFF, Santiago (2011). El silencio primordial. Buenos Aires: Emecé. LE POULICHET, Sylvie (1996). La obra del tiempo en psicoanálisis. Buenos Aires: Amorrortu. MILLER, Jacques-Alain (2012). Inanidades sonoras. In ÍDEM, La fuga del sentido. Trad. S. Baudini. Buenos Aires: Paidós. pp. 71-98. QUIGNARD, Pascal (2006). El nombre en la punta de la lengua. Madrid: Arena Libros. [[ Traduzido do espanhol por Walter Eduardo Lisboa]]

Júlio Bernardes - Filósofo (Brasil)

19:30 - 21:30
Eje Culturalidades
La escucha y el sujeto en las intervenciones en la comunidad
Cordina:
Isabel Mansione - APdeBA (Argentina) (Argentina)

Relatan:
Renata B. Manica - SBPdePA (Brasil) (Brasil)

Juan Solari - APA (Argentina) (Argentina)

Participan:
Eliane Marcellino da Silva - Rio 323 (Brasil) (Brasil)

Maridel Canteli - SAP (Argentina) (Argentina)

Cristina Ońate - AMPIEP (México) (México)

Marcelo Vińar - APU (Uruguay) (Uruguay)

Sala 2
11:00 - 13:00
Eje Culturalidades
¿Cómo revisar la formación analítica con los cambios actuales en la subjetividad y la comunidad?
Cordina:
Magda Khouri - SBPSP (Brasil) (Brasil)

Relatan:
Simone H. Bianchi Sanches - SBPRP (Brasil) (Brasil)

Vivian Secco - APA (Argentina) (Argentina)

Participan:
Leticia Glocer de Fiorini - APA (Argentina) (Argentina)

Fernando Orduz - SOCOLPSI (Colombia) (Colombia)

Ximena Palabé - OCAL (Uruguay)

Sérgio Lewkowicz - SPPA (Brasil) (Brasil)

14:00 - 16:00
Congreso Didáctico
Congreso DIDACTICO
Cordina:
Mónica Cardenal - APdeBA (Argentina) (Argentina)

Participan:
Daniel Delouya - SBPSP (Brasil) (Brasil)

Elisa Casaccia - APDEA (Paraguay) (Paraguay)

Leonardo Francischelli - SBPdePA (Brasil) (Brasil)

Cristina Curiel - SPM (México)

17:00 - 19:00
Eje Culturalidades
Escenarios políticos
Cordina:
Cecilia Rodríguez - APG (México) (México)

Relatan:
Giannina Paredes - SPP (Perú) (Perú)

Bruna Zerbinatti - SBPSP (Brasil) (Brasil)

Participan:
Ignácio Paim - SBPdePA (Brasil) (Brasil)

Margareta Hargitay - ASOVEP (Venezuela) (Venezuela) [ver]
Escenarios políticos mundiales. ¿Cuál podría ser el rol del psicoanalista en estos espacios? Cuando me invitaron a formar parte de esta mesa de diálogo me sentí confrontada en primera instancia con el temor. Nuestros contextos sociales son variados y algunos estamos más expuestos que otros a los abusos del poder. Los estados menos democráticos no proveen un encuadre contenedor y protector del que se expresa libremente (como sí sucede en el espacio analítico) y menos si expresa una opinión diferente a la propia ideología política imperante. Sin embargo, tenemos que hablar públicamente para perder el miedo. La sociedad debe aprender a expresarse, participar y sentirse escuchada. Hay un ascenso franco en el pensamiento totalitario a nivel mundial como ya lo comenta el psicoanalista británico Jonathan Sklar en una entrevista en Julio 2020 (Podcast New Books in Psychoanalysis, sobre su libro "Dark Times: Psychoanalytic Perspectives on Politics, History and Mourning”). Nuevas sensibilidades emergen con fuerza, a menudo asociadas con ideales colectivistas. Nacionalismo y comunismo parecen vivir una nueva juventud, danzando juntos el eterno retorno. Aparece el extranjero, el enemigo, el otro. Parecen lejanos los pensamientos que dieron espacio a la democracia liberal como modelo político por excelencia en Occidente. Lo emocional, lo identitario, lo sentimental, parecen jugar un papel cada vez más central en la conducción de los asuntos públicos. Entonces, ¿cómo no decir demasiado, cómo no decir muy poco o comunicarlo de la manera equivocada? Sin embargo, creo que es posible hablar desde el psicoanálisis para precisamente tratar de comprender los procesos mentales que se dan en un individuo, así como en los pequeños y grandes grupos sociales que conforman naciones. Es tratar de darle sentido a las acciones y a las narrativas individuales y grupales, es tratar de comprender y elaborar para poder construir un mejor futuro para las próximas generaciones. Desde el psicoanálisis debemos tener un compromiso y un comportamiento ético frente a nuestras comunidades. Podemos ayudar a las comunidades menos privilegiadas a tener una voz propia que se exprese en contra de la violencia de toda índole. Hace un tiempo escuche una presentación del psicoanalista norteamericano Cristohper Bollas ( “Civilization and the Discontented” 8 Agosto 2020), en donde nos anima a aplicar nuestra comprensión de los fenómenos mentales, nuestra comprensión de la condición humana sobre el mundo o escenario político, y quede aún más motivada en tratar de contribuir desde mi comprensión psicoanalítica no solo a mis pacientes en la clínica sino a los grupos sociales en sus diferentes dinámicas. Estos son tiempos difíciles, mundialmente, la pandemia nos ha convertido en un grupo humano global. Nos vemos afectados en todos los países del mundo por este virus que entra en nuestro cuerpo de forma intrusiva y violenta. Así como entran en nuestra mente ideas intrusivas de conspiración y terrorismo. Esta situación nos despierta nuestras ansiedades más primarias de desamparo, fragilidad, vulnerabilidad y muerte. Tememos por nuestra familia, por nuestros amigos, por los pacientes y por nosotros mismos. Hacemos uso de diferentes mecanismos de defensa para tratar de elaborar el duelo por las pérdidas, el dolor mental y el dolor social. Es una crisis humana multidimensional que se traduce en una gran devastación social. En donde las redes sociales y los medios de comunicación juegan un rol fundamental para la información y la desinformación de los ciudadanos, escudados tras la libertad de expresión y muchas veces del anonimato. Libertad de expresión tan fundamental y necesaria para poder hacer accesible la información veraz a las grandes masas. Nos influyen en qué leer, qué comprar, por quién votar y así sucesivamente nos inundan de narrativas parciales y fragmentadas. Entonces ¿cómo usar los medios digitales a nuestro favor y no ser gobernados por ellos? El mundo digital también nos permite conectarnos con los otros, con lo diverso, con lo diferente, generar vínculos y fortalecer y promover encuentros, como este, donde se pueden discutir las ideas para ser escuchadas, pensadas y no atacadas ni destruidas. Es desde ese lugar, que quiero que nos interroguemos sobre nuestra participación en la posibilidad de involucrarnos aún más en ayudar de forma activa a que los protagonistas de las políticas y los representantes del poder puedan escuchar y pensar fuera de su ideología. Los individuos que conducen o ejercen influencia en grupos sociales pequeños y grandes , sean estos de índole política o no, presentan diversas conductas psicopáticas, sociopáticas y fanáticas que van a afectar grandemente la posibilidad de construir naciones democráticas con capacidad de pensamiento autocrítico. Cuando un grupo grande presenta características fanáticas según el psicoanalista brasileño Roosevelt Cassorla,(”Fanatismo como fenómeno social y clínico” agosto 2020 Podcast IPA) estamos frente a una situación muy peligrosa. Sabemos que hay una estrecha correlación entre fanatismo y el resentimiento transgeneracional, lo cual lo convierte en un problema histórico muy complejo. El líder hipnotiza a multitudes producto de identificaciones proyectivas y las convierte en masas eufóricas, sumisas o agresivas. Es una situación del todo o nada donde se exige una lealtad total. Este grupo o individuo se cree poseedor de la verdad, no hay cabida para la duda. Transforma la realidad para satisfacer sus deseos conscientes e inconscientes. Puede transformar una mentira en una supuesta verdad. Los hechos que no coinciden con su creencia son aislados o pervertidos. Se considera infalible y no siente culpa. En nombre de su verdad todo está justificado. No hay cabida para la tristeza, tolerancia, diferencia, culpa ni reparación. Viven en un mundo hiperreal. Sabemos que todo individuo puede crear su propia narrativa, vivir en la fantasía y no en la realidad. Pero sabemos que esta capacidad de proyectar lo malo en el otro, quedarse con lo bueno, construir su propio mito heroico, creer que sabe todo lo que se debe saber es altamente peligroso en manos de los conductores de una nación y que pueden conducir a toda una nación a un proceso psicótico grupal. Tener una idea clara, poder discriminar, lograr salir de la confusión mental es muy difícil para el individuo sumergido dentro de dos grupos ideológicamente opuestos. Esta atmósfera psicótica dificulta la capacidad de pensar y discriminar. Es un ataque severo al pensamiento, un ataque masivo a la mente. El que piensa o trata de pensar diferente se ve agredido, descalificado y devaluado. Puede sentir el profundo desprecio que siente el otro y debe tomar en serio la violencia que se ejerce sobre su capacidad de pensar diferente, de ejercer su alteridad. Se ve gravemente afectado el juicio de realidad y la capacidad de evaluar los hechos. Podremos los psicoanalistas ser el tercero que sin prejuicios y preconceptos favorezca la triangulación para que estos grupos aparentemente tan diferentes puedan encontrar algunos puntos de encuentro y puedan desarrollar empatía por el individuo que dicen proteger y por el cual aparentemente luchan batallas. La triangulación podría permitir la aparición de nuevos pensamientos, abre un tercer espacio. La idea es no abandonar los espacios públicos ni las instituciones. No es tener una disertación sólo teórica, es hacer o ayudar a pensar a las personas por sí mismas y no solo a seguir los lineamientos sin poder pensar, ni discriminar ni afinar la percepción Crear puentes de comunicación que nos permitan acercarnos los unos a los otros. Si sucede el splitting, está situación se hace imposible y lamentablemente muy difícil de resolver, se le proyecta la culpa al otro. Como psicoanalistas, podemos encontrar estructuras o configuraciones mentales muy parecidas en grupos sociales o políticos como se ve en con los pacientes en el consultorio. Es muy importante reconocer la necesidad de tener instituciones sanas e independientes donde se vele porque los individuos en lo particular y en lo grupal sean responsables por sus acciones. Esta es una lucha que debería ser continua y no debería bajarse nunca la guardia para mantener una sociedad con un sistema de salud mental lo más sano posible. Una sociedad donde la libertad de expresión y pensamiento sea usada en forma constructiva para el bienestar general y no de unos pocos. Que existan responsabilidades y consecuencias sobre las palabras que se dicen y los actos que se ejerzan sobre otros, es fundamental. Debe haber un sistema institucional de justicia confiable y creíble. Es evidente que para nosotros enfrentar este nivel de dolor social y grupal es muy doloroso y representa una carga mental importante. Nos quedamos muchas veces en la intelectualización para defendernos, pero también necesitamos ser tocados por las emociones un poco más. A veces tratamos de sacudirnos rápidamente esa sensación incómoda y egodistónica que nos confronta diariamente. Por eso los analistas igual que el resto de los seres humanos tendemos a anestesiar nuestras emociones, porque nuestra mente individual no está en capacidad de contener el dolor grupal. Tendemos a usar mecanismos de defensa que nos permiten evadir y seguir manteniendo cierto equilibrio en nuestra salud mental. Usamos la alucinación negativa para dejar de ver la extrema pobreza, la desnutrición, la violencia de toda índole. Nuestros aspectos psicopáticos aparecen cuando justificamos infringir pequeñas normas para poder subsistir en el caos. Sin embargo, el solo hecho de poder reconocer estos aspectos nos da la oportunidad de usar la escucha activa en grupos sociales y políticos muy radicalizados, porque aunque no estemos de acuerdo, se puede empezar por escuchar al otro y así tal vez el otro también pueda empezar a escucharse y a escuchar al supuesto enemigo. Si nos quedamos con nuestro lenguaje complicado, solo nos hablamos a nosotros mismos y no salimos a confrontarnos con nuestras circunstancias que nos rodean y con las que desde nuestra escucha y comprensión podríamos colaborar. Los psicoanalistas debemos trabajar en conjunto con otros grupos académicos y profesionales para aportar nuestra capacidad para tolerar la diferencia y aportar nuestra capacidad de integrar los aspectos más escindidos. Unirnos a otras especialidades para seguir investigando cómo hacer predominar las fuerzas de Eros sobre Tánatos. Porque aunque el camino sea tortuoso, difícil y lleno de incertidumbres no debemos de dejar de participar y ayudar a recorrerlo de la mejor manera posible. Muchas gracias Margareta Hargitay Presidente Asovep Cenários políticos mundiais. Qual poderia ser o papel do psicanalista nesses espaços? Quando me convidaram para fazer parte desta mesa de diálogo, inicialmente fui confrontado com o medo. Nossos contextos sociais são variados e alguns de nós estão mais expostos do que outros a abusos de poder. Os estados menos democráticos não fornecem um quadro de contenção e proteção para quem se expressa livremente (como o faz no espaço analítico) e menos se ele expressa uma opinião diferente da própria ideologia política vigente. No entanto, temos que falar publicamente para perder o medo. A sociedade deve aprender a se expressar, participar e se sentir ouvida. Há um aumento franco do pensamento totalitário em todo o mundo, como o psicanalista britânico Jonathan Sklar já comentou em uma entrevista em julho de 2020 (Podcast New Books in Psychoanalysis, sobre seu livro "Dark Times). Novas sensibilidades emergem fortemente, muitas vezes associadas com ideais coletivistas de diferentes tipos. Nacionalismo e comunismo parecem viver uma nova juventude, dançando juntos o eterno retorno. Em termos gerais, nega a tradição que elevou a democracia liberal como o modelo político por excelência no Ocidente. O emocional, a identidade O sentimental parece desempenhar um papel cada vez mais central na condução dos negócios públicos. Então, como não falar muito, como não dizer muito pouco ou comunicar da maneira errada? No entanto, acredito que seja possível falar a partir da psicanálise para precisamente tentar compreender os processos mentais que ocorrem no indivíduo, bem como nos pequenos e grandes grupos sociais que constituem as nações. É tentar dar sentido às ações e narrativas individuais e grupais, é tentar compreender e elaborar para construir um futuro melhor para as próximas gerações. Da psicanálise devemos ter um compromisso e um comportamento ético diante de nossas comunidades. Podemos ajudar as comunidades menos privilegiadas a terem uma voz própria que fale contra todos os tipos de violência. Há algum tempo, ouvi uma apresentação do psicanalista americano Christopher Bollas (“Civilization and the Discontented” 8 de agosto de 2020), onde ele nos encoraja a aplicar nossa compreensão dos fenômenos mentais, nossa compreensão da condição humana no cenário mundial ou político, e Fiquei ainda mais motivado a tentar contribuir com minha compreensão psicanalítica não apenas para meus pacientes na clínica, mas também para grupos sociais em suas diferentes dinâmicas. Estes são tempos difíceis, mundialmente, a pandemia nos transformou em um grupo humano global. Somos afetados em todos os países do mundo por este vírus que entra em nosso corpo de forma violenta e intrusiva. Assim como idéias intrusivas de conspiração e terrorismo entram em nossas mentes. Essa situação desperta em nós nossas ansiedades mais primitivas de desamparo, fragilidade, vulnerabilidade e morte. Tememos por nossa família, por nossos amigos, pelos pacientes e por nós mesmos. Fazemos uso de diferentes mecanismos de defesa para tentar resolver o luto pelas perdas, a dor mental e a dor social. É uma crise humana multidimensional que resulta em grande devastação social. Onde as redes sociais e os meios de comunicação desempenham um papel fundamental para a informação e desinformação dos cidadãos, protegidos da liberdade de expressão e muitas vezes do anonimato. Liberdade de expressão tão fundamental e necessária para tornar a informação verdadeira acessível às grandes massas. Eles nos influenciam no que ler, no que comprar, em quem votar e assim por diante, eles nos inundam com narrativas parciais e fragmentadas. Então, como podemos usar a mídia digital a nosso favor e não ser governados por ela? O mundo digital também nos permite conectar com os outros, com o diverso, com o diferente, gerar vínculos e fortalecer e promover encontros, como este, onde as ideias podem ser discutidas para serem ouvidas, pensadas e não atacadas ou destruídas. É a partir daí que quero que nos questionemos sobre nossa participação na possibilidade de nos envolvermos ainda mais em ajudar ativamente os protagonistas das políticas e os representantes do poder a escutar e pensar fora de sua ideologia. Indivíduos que lideram ou exercem influência em pequenos e grandes grupos sociais, sejam eles políticos ou não, apresentam diversos comportamentos psicopáticos, sociopatas e fanáticos que afetarão sobremaneira a possibilidade de construção de nações democráticas com capacidade de pensamento autocrítico. Quando um grande grupo apresenta características fanáticas, segundo o psicanalista brasileiro Roosevelt Cassorla, (Podcast "Fanatismo como fenômeno social e clínico" de agosto de 2020) estamos diante de uma situação muito perigosa. Sabemos que existe uma estreita correlação entre fanatismo e ressentimento transgeracional, o que o torna um problema histórico muito complexo. O líder hipnotiza multidões produzidas por identificações projetivas e as transforma em massas eufóricas, submissas ou agressivas. É uma situação de tudo ou nada em que a lealdade total é necessária. Este grupo ou indivíduo acredita possuir a verdade, não há lugar para dúvidas. Transforme a realidade para satisfazer seus desejos conscientes e inconscientes. Pode transformar uma mentira em uma suposta verdade. Fatos que não correspondem à sua crença são isolados ou pervertidos. É considerado infalível e não sente culpa. Em nome de sua verdade, tudo se justifica. Não há lugar para tristeza, tolerância, diferença, culpa ou reparação. Eles vivem em um mundo hiper-real. Sabemos que cada indivíduo pode criar sua própria narrativa, viver na fantasia e não na realidade. Mas sabemos que essa capacidade de projetar o mal no outro, ficar com o bom, construir seu próprio mito heróico, acreditar que você sabe tudo que há para saber é altamente perigoso nas mãos dos condutores de uma nação e que eles podem levar a todos uma nação para um processo psicótico de grupo. Ter uma ideia clara, ser capaz de discriminar, sair da confusão mental é muito difícil para o indivíduo submerso em dois grupos ideologicamente opostos. Essa atmosfera psicótica dificulta a capacidade de pensar e discriminar. É um ataque severo ao pensamento, um ataque massivo à mente. Quem pensa ou tenta pensar diferente é atacado, desqualificado e desvalorizado. Você pode sentir o profundo desprezo que o outro sente e deve levar a sério a violência que se exerce sobre sua capacidade de pensar diferente, de exercer sua alteridade. O julgamento da realidade e a capacidade de avaliar os fatos são seriamente afetados. Nós psicanalistas podemos ser o terceiro que, sem preconceitos e preconceitos, favorece a triangulação para que esses grupos aparentemente tão distintos possam encontrar alguns pontos de contato e possam desenvolver empatia pelo indivíduo que afirmam proteger e por quem aparentemente travam batalhas. A triangulação pode permitir o surgimento de novos pensamentos, abre um terceiro espaço. A ideia não é abandonar espaços ou instituições públicas. Não é apenas ter uma dissertação teórica, é fazer ou ajudar as pessoas a pensarem por si mesmas e não apenas seguirem as orientações sem poderem pensar, discriminar ou refinar a percepção. Crie pontes de comunicação que nos permitam estar mais próximos uns dos outros. Se a cisão acontecer, esta situação torna-se impossível e infelizmente muito difícil de resolver, a culpa é projetada no outro. Como psicanalistas, não é muito diferente encontrar as mesmas estruturas ou configurações mentais em grupos sociais ou políticos que ocorrem em pacientes no consultório. É muito importante reconhecer a necessidade de se ter instituições saudáveis e independentes onde seja garantido que os indivíduos no particular e no grupo sejam responsáveis por suas ações. Esta é uma luta que deve ser contínua e sua guarda nunca deve ser baixada para manter uma sociedade com o sistema de saúde mental mais saudável possível. Uma sociedade onde a liberdade de expressão e pensamento é usada de forma construtiva para o bem-estar geral e não de poucos. Que haja responsabilidades e consequências para as palavras que são ditas e as ações que são exercidas sobre os outros é fundamental. Deve haver um sistema de justiça institucional confiável e confiável. É claro que, para nós, enfrentar esse nível de dor social e grupal é muito doloroso e representa uma carga mental significativa. Muitas vezes ficamos na intelectualização para nos defender, mas precisamos ser tocados um pouco mais pelas emoções. Às vezes, tentamos nos livrar rapidamente daquele sentimento desconfortável e egoísta que nos confronta diariamente. Por essa razão, os analistas, como o resto dos seres humanos, tendem a anestesiar nossas emoções porque nossa mente individual não é capaz de conter a dor do grupo. Temos a tendência de usar mecanismos de defesa que nos permitem fugir e continuar a manter um certo equilíbrio em nossa saúde mental. Usamos alucinações negativas para parar de ver pobreza extrema, desnutrição e violência de todos os tipos. Nossos aspectos psicopáticos aparecem quando justificamos quebrar pequenas regras para sobreviver no caos. Porém, o simples facto de podermos reconhecer estes aspectos dá-nos a oportunidade de escutar activamente em grupos sociais e políticos muito radicalizados, porque mesmo que não concordemos, podemos começar por ouvir o outro e talvez o outro também possa começar. para ouvir e ouvir o suposto inimigo. Se ficamos com a nossa linguagem complicada, só falamos para nós próprios e não saímos para enfrentar as circunstâncias que nos rodeiam e com as quais, a partir da nossa escuta e compreensão, poderíamos colaborar. Os psicanalistas devem trabalhar junto com outros grupos acadêmicos e profissionais para contribuir com nossa capacidade de tolerar a diferença e contribuir com nossa capacidade de integrar os aspectos mais divididos. Junte-se a outras especialidades para continuar investigando como fazer as forças de Eros predominarem sobre Thanatos. Porque mesmo que o caminho seja tortuoso, difícil e cheio de incertezas, não devemos deixar de participar e ajudar a percorrê-lo da melhor maneira possível. Muito obrigado Margareta Hargitay ( traducción propia junto a Google translate) Presidente Asovep Bibliografía 1) Bollas, C. ( 8 de Agosto, 2.020) “ Civilization and the Discontented: A Presentacion by Chistopher Bollas” https://youtu.be/7eBWG_DgRAo 2) Cassorla, R. (17 de Agosto, 2.020)”Fanatismo: Reflexiones basadas en fenómenos en el campo analítico” https://open.spotify.com/episode/1PfzqR2K6dA41uRKJ2r9WS?si=Zdhy1U9P QPGcSShaFQ1AgA 3) Sklar, J. ( 14 de Julio, 2.020) “Dark Times: Psychoanalytic Perspectives on Politics, History and Mourning” https://open.spotify.com/episode/1EkVlXXE3gmbJusTI5DuaU?si=f1btLjAeTLe iRQ53t0TbXQ

Graciela Sapriza - Magister en Ciencias Humanas (Uruguay)

Alberto de Belaúnde - Congresista de la República (Perú) (Perú)